El gramófono
(del griego:
gramma escritura; fono sonido) fue el primer sistema de grabación
y reproducción de sonido que utilizó un disco plano, a diferencia del fonógrafo
que grababa sobre un cilindro. Asimismo fue el dispositivo más común para
reproducir sonido grabado desde la década de 1890 hasta finales de la
década de 1980.
Fue patentado en 1888
por Emile
Berliner.
El gramófono de Berliner consta de un plato
giratorio, un brazo, una aguja o púa, parecidos a los de los tocadiscos,
y una bocina, o un amplificador en los modelos eléctricos que
surgieron después de 1925.
Un motor de cuerda o, posteriormente, eléctrico, hace girar el plato a una
velocidad constante de 78 RPM.
El gramófono utiliza un sistema de grabación mecánica analógica en el cual
las ondas sonoras son transformadas en vibraciones mecánicas, que hacen mover
una púa que traza surcos que conforman una espiral, sobre la superficie de un
disco metálico, que ha sido tratado químicamente. En forma inversa, al recorrer
el surco de un disco de material termoplástico que gira en el plato del
dispositivo por parte de la púa, se generan vibraciones mecánicas las cuales se
transforman en sonido que es emitido por la bocina.