La primera publicación en que
se da noticia de la existencia de la estatuilla, fue en el primer tomo de la HISTORIA GENERAL
DE ESPANA, escrita por miembros de números de la Real Academia de la Historia , dirigida por D.
Antonio Cánovas del Castillo, cuya primera edición es del año 1.890. En la
página 560 de este primer tomo, titulado GEOLOGIA Y PROTOHISTORIA IBERICA, se
reproduce un dibujo a la pluma de la estatuilla con el siguiente pié:
"figura labrada en esteatita, procedente de Tíjola". Su redactores D.
Juan Vilanova y Piera y D. Juan de Dios Rada Delgado, en el capítulo dedicado
al Neolítico hacen varias referencias a Tíjola, con ocasión de unas hachas de
diorita pulimentadas encontradas en las cercanías del pueblo, cuya forma y
características compara con otras encontradas en la provincia de Gerona. En
este capítulo, los autores dan noticia de la procedencia de la estatuilla y de
las circunstancias que concurrieron en su hallazgo, tal como veremos más
adelante, noticia que ignoraron todos los prehistoriadores que han examinado y
estudiado la referida estatuilla con posterioridad al libro que comento. Esta
versión primera del ídolo de Tíjola, se recoge en la figura nº 1 de la
ilustración que acompaña a este artículo.
En el año 1.924,
D. Juan Cabré Aguiló, eminente arqueologo y prehistoriador español, publicó una
comunicación en el Boletín de la
Sociedad de Antropología, Etnología y Prehistoria en la que,
junto a una fotografía de la estatuilla (figura nº 2) dice lo siguiente: Ídolo
femenino de esteatita, de la colección Vilanova, procedente del. dolmen de
Tíjola (Almería). Ha sido reproducido por Vilanova y Rada Delgado y no conozco
nota alguna de las circunstancias de su hallazgo". Es el primer tratadista
del tema que cataloga la estatuilla como la de un ídolo femenino y el primero
que lo denomina como ídolo de Tíjola. El Sr. Cabré no debio de leer, o leyó muy
de pasada el capítulo donde se recogen precisamente como veremos, "las
circunstancias su hallazgo" narradas por el propio autor del descubrimiento;
el Sr. Cura Párroco de Tíjola.
Posteriormente, en el año
1.934, el célebre arqueologo y prehistoriador francés Henri Breuil, en su
importante obra "Las pinturas rupestres esquemáticas de la Peninsula Ibérica ",
recoge una serie de ídolos procedentes de excavaciones realizadas en la
provincia de Almería, entre los que incluye el de Tíjola (figura nº 3) con la
siguiente descripción: "Dolmen de Tijola (Almería), estatuilla plana de
esteatita, de quince centímetros de alta, la cabeza, rectangular, está sostenida
por un cuello bastante largo, elevandose sobre hombros angulosos, de donde caen
dos largos brazos paralelos al cuerpo; del busto, poco importante, cae el
vestido ensanchándose progresivamente hacia los pies ausentes". Aunque el
autor no lo dice expresamente, la descripción que hace de la estatuilla
corresponde a un ídolo femenino. Se hace referencia a la publicación realizada
D. Juan Cabré, que he comentado anteriormente.
Una de las obras
mas completas sobre la cultura megalítica del Sudeste español, es la publicada
en el año 1.943, por el matrimonio de arqueólogos alemanes G. y V. Leisner. En
esta obra se recoge de forma casi exhaustiva, todo el material arqueológico
encontrado en las sepulturas y poblados excavados en la provincia de Almería,
siendo los objetos más numerosos e importantes los procedentes del Valle del
Almanzora. Entre este material se incluye la estatuilla de Tíjola, cuya imagen,
según la versión de los Leisner, aparece reproducida en la figura nº 4. La
describen muy telegráficamente como "ídolo plano, esteatita" y en
cuanto a su procedencia dicen escuetamente: "tumba de forma
desconocida". Aunque los Leisner en su obra, hacen referencia a la
publicación de D.Juan Vilanova con el título y fecha erróneo de Geología 1894,
se desprende de su descripción que no han leido el libro de Vilanova y Rada.
La última referencia que
tengo documentada sobre el ídolo de Tíjola, es la que aparece recogida en la
obra titulada "Ídolos del Bronce I Hispano" de Mª José Almagro Gorbea
publicada en el año 1.973 y que fue donde encontré la primera referencia
gráfica y literaria del ídolo y me proporcionó la información que orientó mis
posteriores consultas sobre el tema. En esta obra se reproduce una silueta de
la estatuilla (figura nº 5) copiada del dibujo de los Leisner y se hace la
siguiente descripción: "Al parecer dentro de una tumba de forma
desconocida, se encontró un ídolo cruciforme, que se caracteriza por poseer un
largo cuello algo roto en su extremo superior o cabeza y dos brazos laterales
muy largos en posición completamente vertical, terminados en punta y dirigidos
hacia arriba, bajo los brazos, una estrecha escotadura marca la cintura del
ídolo la base o cuerpo del mismo, presenta forma cuadrangular, redondeada
ligeramente en los vértices". Como se puede apreciar, la autora de esta
reseña tampoco ha leído a Vilanova y Rada; sigue desconociendo la forma de la
tumba de donde procede la estatuilla. La descripción que hace de ella, está
bastante detallada, pero invertida a la descripción que hace H. Breuil: lo que
para éste es cabeza del ídolo, para Almagro Gorbea es cuerpo y lo que para ésta
es cintura para aquel es cuello. Esta cuestión, que aparece manifiesta en la
ilustración que se acompaña a este articulo, será objeto de un comentario más
adelante.
La cuestion que plantea la
forma de la tumba en que fue encontrada la estatuilla -dato arqueológicamente
importante- así como las circunstancias de su hallazgo y que manifiestan
desconocer tres de los autores que se han ocupapado del ídolo, aparece
claramente resuelta por los Sres. Vilanova y Rada en el libro en que lo dieron
a conocer. En el capítulo sobre el Neolítico a que anteriormente nos hemos
referido, junto a varias referencias a las hachas de diorita encontradas en
nuestro pueblo, describe un trozo de la carta, que en fecha 12 de octubre de
1.881 dirigió el Sr. Cura Párroco de Tíjola, Sr. Bolea a un tal D. Pedro
personaje desconocido, y en la que se describe como fue descubierta la
estatuilla y la forma de la sepultura en que fue hallada.
En el año 1.880 era párroco
de pueblo D. Miguel Bolea y Sintas, persona muy ilustrada y entusiasta de la
nueva ciencia de la arqueología, que por aquellos años de finales de siglo
estaba en proceso rápido de formación, debido a los múltiples descubrimientos
que se estaban haciendo de objetos y materiales elaborados por hombres cuya
datación correspondia a edades muy anteriores a la de los romanos. Eran las
fechas de los extraordinarios hallazgos de Schlieman que asombraban al mundo.
Dado el interés del dato, creo necesario trascribir íntegramente la referencia
recogida en el libro de Vilanova y Rada. Dice así: "En el pueblo de Albox
y en Tíjola tambien se encontraron, en una cueva en aquél y en sepulcros en los
alrededores de éste, según el Sr. Bolea distinguido arqueólogo y sacerdote por
todo extremo ilustrado, varias hachas de diorita.
He aqui como explica este Sr.
el singular hallazgo, en carta de 12 de octubre de 1.881: El difunto coadjutor
de mi parroquia, D. Juan Tomas Ruiz Restoy, me avisó que en una finca suya,
situada a media legua al N.E. de esta villa, habían encontrado los labradores
una sepultura de moros; supliquele diese orden de que no tocasen a ella hasta
el siguiente día que, acompañado de dos operarios, fui al cortijo de los
Blanquizales y sitio que llamaban Sepultura de Moros. Estaba ésta formada por
losas de pizarras que medían 1150 metros de largo por 0,75 de ancho, todas
iguales y sin labrar; formaban un círculo de unos dos metros de diámetro, y por
una piedra que habían arrancado se veía el centro ocupado por huesos humanos,
contenidos en tierra rojiza y negra que rellenaba los craneos y revestía los
otros huesos que se hallaban en completo desorden. Hice levantar la tierra que
cubría la parte superior y aparecieron, tal vez mas de veinte cráneos, en lo
que no reparé, por creerlos árabes o romanos.
Lo primero que llamó mi atención,
fue el OBJETO DE ESTEATITA que le remito, y que se hallaba en un cráneo lleno
de tierra; pero todavía no fue esto bastante para retirar de Roma mi mente; mas
cuando se habian separado casi todos los huesos apareció un hacha, y entonces
me hice cargo de la distancia a que me hallaba de árabes y romanos. Pero ya no
podía hacer todo lo que hubiera hecho; solo pude encontrar entre los huesos las
dos que le mando. Tal es Sr. D. Pedro, la mal hilvanada historia de los objetos
que le remito: los cuchillos de pedernal y las hachas pulidas abundan en este
pais y confío encontrar algunas otras sepulturas semejante a la
explorada".
Después de trascribir
este trozo interesantísimo de la carta del Párroco de Tíjola Sr. Bolea, los
autores del texto añaden lo siguiente:
"Dedúcese del fiel
relato que antecede, que la tal sepultura fue o era un verdadero dolmen del
periodo neolitico, siendo por todo extremo curioso el hallazgo de la ESCULTURA DE
ESTEATITA dentro del craneo. ¿Pertenecía éste al que en vida la labró,
rindiendo de este modo sus contemporáneos tributo, admiración y respeto al
atrevido artista?. Posible es esta sospecha; pues si bien el objeto nos parece
hoy tosco y rudimentario, hay que trasladarse con la mente a la época
remotísima en que se hizo, para apreciar su valor y significación en la
historia del arte. ¿Sería aquél un mero capricho del artista o se destinaría
como ÍDOLO al culto?. Pregunta es ésta sobradamente difícil de contestar, pero
subsiste el peregrino esbozo escultural y es por todo extremo interesante,
tanto por la forma humana que parece quiso reproducir, cuanto por la materia
prima de que el primitivo ¿escultor? se sirvió".
Con esta larga referencia
queda aclarado uno de los aspectos o cuestiones que suscitaba el ídolo de
Tíjola a los autores que se han ocupado de él: la forma y características de la
tumba y las circunstancias de su hallazgo. En la carta del ilustre Cura Párroco
de Tijola, Sr. Bolera, queda explícitamente descrita la sepultura en que fue
hallada la, tantas veces referida, estatuilla. Se trata claramente de un dolmen
muy similar a los numerosos encontrados lo largo del Valle del Almanzora, de
forma circular y construido con lajas de pizarra sin desbastar que, sus
dimensiones y el diámetro del círculo, pueden calcularse en unas diez a doce
las lajas utilizadas. La localización la tumba se indica en el Cortijo los
Blanquizales, que por la dirección marcada y la distancia del casco urbano de
Tíjola, debería estar por detrás la
Muela del Ajo, en dirección a Somontín y fuera del término
municipal de nuestro pueblo.
En cuanto a la fecha en que
tuvo lugar el hallazgo, no viene indicada en la carta, pero puede fijarse en el
año 1.880, por ser éste el año en que falleció el coadjutor de la Párroquia de Tíjola D.
Juan Tomas Ruiz Restoy, propietario del Cortijo de los Blanquizales y el que
dio aviso a D. Miguel Bolea de la aparición de la tumba. Según los datos que me
han sido facilitados, el Sr. Ruiz Restoy ejerció su ministerio sacerdotal en
Tíjola durante los años 1.879 y 1.880 en el que falleció, según se indica en la
carta del Sr. Bolea.
Otra de las cuestiones que
plantea el ídolo de Tijola, y que ya ha sido advertida anteriormente, se
refiere a la manera como ha de ser contemplado; si con las extremidades o
brazos hacia abajo, como lo presentan las versiones de Vilanova, Cabré y
Breuil, o hacia arriba, conforme aparece representado en la de los Leisner,
Almagro Gorbea y el Museo Arqueológico. En mis lecturas sobre el tema, no he
encontrado ninguna referencia sobre esta cuestión, que estimo esencial, por
cuanto el significado o simbología de la estatuilla no puede ser idéntico para
ambas versiones. Por otra parte no he encontrado ninguna razón indubitable en
favor de una u otra versión.
En el tomo VI del Summa Artis, se reproducen unas
estatuillas de ídolos neolíticos procedentes de yacimientos arqueológicos de
Purchena, que pueden asimilarse tipológicamente al de Tíjola, los cuales
aparecen con los brazos hacia abajo. Sin embargo, en la serie de ídolos
catalogados por D. Luis Siret en su obra "Religiosa neolíticas de
Iberia", en la que se recogen los encontrados por este gran arqueólogo en
la provincia de Almería, estos mismos ídolos de Purchena se representan con los
brazos hacia arriba. Mi opinión es que si se trata de un ídolo femenino, la
forma más correcta, parece ser la primera, y la descripcion más clara y más
ajustada a la figura, la realizada por el arqueólogo frances H. Breuil. La
cuestión queda irresuelta y abierta a la controversia.
Las dudas no se limitan a la
manera de representarse la figura del ídolo, sino a si se trata realmente de un
ídolo. ¿Constituye la estatuilla la representación de una divinidad neolítica
con virtudes propiciatorias? ¿Es un objeto de reverencia y culto o un simple
amuleto? ¿Se tratará mas bien de un objeto lúdico, de entretenimiento y juego,
realizado con la única finalidad de mostrar una habilidad manual o crear un
juguete con el que entretener el tiempo?. Esta extraña estatuilla ¿No podría
ser una muñeca? Vilanova y Rada apuntan como posible interpretación un
"mero capricho" del artífice.
El lugar y las circunstancias
del hallazgo de la estatuilla, parecen apoyar la interpretación más
generalizada de ídolo y en ella coinciden casi todos los que se han ocupado del
tema. Tan sólo Vilanova y Rada recogen lo del ídolo con un interrogante. D.
Juan Mata Carriazo, eximio historiador, en un articulo publicado el año 1.931
bajo el título "La escultura tartésica", habla del "supuesto
ídolo femenino de esteatita del dolmen de Tíjola". Como se puede apreciar
la cuestión, como la anterior, queda tambien entre interrogantes.
En el Museo Arqueológico
Nacional, se muestra la estatuilla como la de un ídolo perteneciente a la
religión de los primeros metalúrgicos que llegaron a España, los cuáles poseían
un gran sentido religioso. Estas gentes, procedentes de Oriente, trajeron junto
con las técnicas de fundir metales -ya de por sí misteriosa y solo accesible a
iniciados- las creencias en la vida de Ultratumba y en la existencia de un ser
o principio superior, creador y conservador de la vida actual y futura del cual
dependen todas las criaturas. Este ser superior era el dispensador de la fecundidad,
tanto de las cosechas como de los animales y de los hombres. Se le denominaba
como la Gran Diosa
Madre y se le identificaba con la tierra nutricia, aunque parece que no se le
atribuía un sexo determinado. Como protector de los muertos, sus imágenes aparecen
en los enterramientos colectivos. Estas creencias han llegado a nosotros
mediante las representaciones en piedra, huesos o en pinturas rupestres de
figurillas con caracteristicas antropomorfas, entre las que se encuentra el
denominado ídolo de Tíjola. Con estos primeros metalúrgicos, llegaron a las
costas del Sudeste de Iberia, formas de vida más evolucionadas, con la creación
de nucleos urbanos y el establecimiento de contactos, ya casi históricos, con
el mundo exterior.
En cuanto a las similitudes que
Sanchez Dragó manifiesta que existen, entre la figurilla de esteatita de Tíjola
y los ídolos encontrados en Hissarlik por Heinrich Schliemann, no he encontrado
los testimonios que acreditan esta afirmación. En las publicaciones consultadas
no he encontrado ningun dato que apoye esa similitud. Tanto en los escritos de
Luis Siret -el Schliemann del Valle del Almanzora- como en los de H.. Breuil,
Martin Almagro, Almagro Gorbea y nuestra ilustre paisana Pilar Acosta en su
trabajo "Representaciones de ídolos en la Pintura Rupestre
esquemática española" que he consultado, aparecen semejanzas entre ídolos
procedentes de las culturas del Mar Egeo y del Sureste español, por lo que es
realidad su idea del puente cultural entre los dos extremos del Mediterráneo.
Los ídolos desenterrados en Hissarlik son semejantes a los hallados en
yacimientos arqueológicos de El Garcel, pero no con el de Tíjola, que de tener
alguna semejanza, lo seria con las estatuillas desenterradas tambien por
Schliemann, pero en las ruinas de Micenas.
Al término de estas
divagaciones y ante la serie de interrogantes que envuelven al ídolo de Tíjola,
me viene al recuerdo la opinión que un irónico y escéptico profesor de mis
tiempos de Universidad, tenia sobre el Sacro Imperio Romano Germanico que,
segun él, ni era sacro, ni era imperio, ni era romano, ni era germánico. ¿No
podria ocurrir que la curiosa y peregrina estatuilla sobre la que he divagado
mas de lo conveniente, ni sea un ídolo... ni sea de Tíjola?
Julio Guiard
Ruiz Junio 1.988
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